Por Antonio Ponciano Díaz
Nos aproximamos al primer cuarto del siglo XXI. El siglo caracterizado por la creatividad, la innovación, la incertidumbre, la complejidad, pero, sobre todo, por los, asombrosos, avances de la ciencia y la tecnología, del conocimiento y la información.
Curiosamente estamos viviendo una gran paradoja, cada día el mundo es más irracional, por eso muchos de nosotros sentimos que el ser humano se está volviendo loco y experimentamos un gran vacío, cuando en realidad la humanidad ha alcanzado los mayores niveles de bienestar y desarrollo científico y tecnológico, nos percatamos que la racionalidad está ausente en nuestras vidas cotidianas y en su lugar hay un aumento creciente de noticias falsa, bulos, narrativas apócrifas, mensajes de los gobernantes sin sentido, publicidad engañosa, todos en mayor o menor grado, somos una caja de resonancia emitiendo o replicando información sin consultar o verificar, dominada por las emociones y sin un ápice de racionalidad.
Todo parece indicar que la racionalidad es exclusiva de las comunidades científicas, intelectuales, de los periodistas y de los divulgadores de la ciencia. Los simples mortales nos reducimos a emitir nuestras opiniones recicladas o mal informadas, de las cuales, invariablemente, creemos que es la verdadera y sí el otro opina de manera contraria, el conflicto se reduce a la verdad contra la falsedad y en esa confrontación surgen los enconos, las divisiones, las discrepancias, las mentiras y hasta la violencia. La confrontación entonces se reduce a la búsqueda de la verdad sin acudir a la racionalidad. De ahí que el mundo nos parezca sin sentido.
El problema se reduce a que la naturaleza humana racional, sea cada vez más irracional, pero hay que tener cuidado con nuestra propia racionalidad. Ya nos advertía de ello, Jurgen Habermas, cuando señalaba que el ser humano busca adaptarse al medio para satisfacer sus necesidades, apela a la razón instrumental. … Se trata de la estructura de pensamiento que privilegia la utilidad de la acción y que considera los objetos como medios para alcanzar un fin determinado.
Para ejemplificar, cuando AMLO dice: “que la UNAM se volvió individualista y defensora del neoliberalismo”, hace de una mentira una razón instrumental, con ello pretende hacer de su irracionalidad una racionalidad instrumental de su poder político ¡hay que usar nuestra racionalidad para no ser manipulado!