El autorretrato de la artista mexicana la muestra con lagrimas cayendo de sus ojos y la imagen de Diego Rivera en la frente. El cuadro fue pintado en 1949 cuando la artista sufría de intenso dolor físico, reflejando también lo turbulento de su matrimonio de 25 años con Diego, de acuerdo con los expertos. Asimismo, se puede apreciar en esta obra la influencia del arte asiático ya que sería la versión de Frida del llamado «tercer ojo». Los 34.9 millones pagados por el coleccionista argentino Eduardo Constantini, rompieron todos los records de cantidades pagadas por una obra de un artista latinoaméricano. La misma obra se había subastado en 1990 por una cantidad de tan solo 1.4 millones de dólares.