Los rojinegros saltaron a la cancha a demostrar que podían acabar con la maldición que parecía seguirlos desde 1951. Ante una fanaticada que se entregó a su equipo, los jugadores parecieron batallar ante el plan de juego del León que quería imponer su ritmo al partido. Poco a poco fueron superando a los Panzas Verdes y ante la angustia de sus aficionados, el Atlas falló ante la portería en varias ocasiones. Julián Quiñones estuvo solo frente al portero rival y al bombearle la pelota, el tiro se estrelló en el marco. El mismo jugador tuvo otra clara opción de gol, misma que desaprovechó, confirmando así que los partidos sufridos, «a lo Atlas» son el sello de la casa. Finalmente, Aldo Rocha metió el gol que empataba el marcador global a tres tantos. Faltaba un gol más para reclamar el campeonato. Sin embargo, ya no hubo más anotaciones durante el tiempo regular, ni durante los tiempos extra. La definición se dió en la serie de penales en la que el portero atlista, Camilo Vargas, «San Camilo» para muchos, detuvo dos penales. Julio Furch fue el autor del gol que les dió el campeonato.