México es el campeón mundial en consumo de refrescos. Se calcula que el consumo promedio, por persona, es de 163 litros por año. Estados Unidos ocupa el segundo lugar con un consumo promedio de 118 litros por persona. En zonas rurales de México es común observar que los niños se desayunen con un refresco, en lugar de tomar leche. Diversos estudios han indicado que el consumo de estas bebidas contribuye a la obesidad, a la diabetes y a enfermedades cardiovasculares. En gobiernos anteriores, se implantó un impuesto especial a las bebidas gaseosas y azucaradas, con la intención de que la gente consumiera menos refrescos. A pesar de que la medida ha sido un fracaso, el impuesto se ajusta cada año y para el 2022 subirá, nada menos que un 7.36 por ciento. Tomando en cuenta que los mexicanos gastan hasta un 10 por ciento de su sueldo en refrescos, el aumentoi tendrá un impacto significativo en los bolsillos de los consumidores. Algunos expertos han llamado a estas bebidas «veneno embotellado», ya que son responsables de alrededor de 41 mil muertes por año. Por si fuera poco, el mismo impuesto se aplica a las gasolinas y a los cigarrillos. El aumento entra en vigor el primero de enero de 2022.